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Incontinencia de orina, tratamiento

Incontinencia de orina, tratamiento

La IU constituye un motivo frecuente de consulta al ginecólogo ya que en ocasiones afecta de manera notable a la calidad de vida. Otras veces en cambio la mujer asume su problema como algo “normal” o no lo consulta por vergüenza y es el profesional médico quien lo descubre durante una revisión ginecológica.

Tipos de incontinencia de orina
Existen tres grandes tipos de IU en función de los síntomas que provoca:

IU de esfuerzo: se trata del escape de orina asociado a un esfuerzo que provoca un aumento de la presión abdominal como toser o reírse. Aparece como consecuencia de un fallo en los mecanismos de sujeción de la uretra y que contribuyen a su cierre cuando realizamos una maniobra de valsalva (toser, empujar…). También puede estar provocada por una lesión del esfínter intrínseco de la uretra.
IU de urgencia: es la pérdida involuntaria de orina que aparece junto con un fuerte deseo de orinar. Se suele acompañar de un aumento en la frecuencia de la micción tanto de día como de noche. Así, se presenta como un deseo repentino de orinar que no se puede controlar, provocando el escape de la orina. Se produce por una contracción involuntaria del músculo de la vejiga que se llama detrusor. Este tipo de IU también se llama vejiga hiperactiva y puede afectar a varones.
IU de tipo mixto: Cuando aparecen asociados los dos tipos de IU previos.

Existen otros tipos de IU más complejos que pueden ser secundarios a otros problemas médicos pero son poco frecuentes.

incontinencia de orina

¿Cuáles son las causas de la incontinencia urinaria?
Son tres los tipos de situaciones más comunes en los que aparece la incontinencia urinaria:

La IU aparece con más frecuencia a medida que la mujer avanza en edad debido a los cambios que se producen en los tejidos en cuanto a la composición del colágeno y por la atrofia genital que provoca el déficit hormonal tras la menopausia.
Otro factor muy importante que puede condicionar la aparición de IU es el parto. La IU es más frecuente en mujeres que han tenido varios partos vaginales y sobre todo si han tenido hijos de más de 4000 gr o el parto se ha asistido mediante la aplicación de un fórceps.
También es frecuente que la mujer consulte durante el control del embarazo por la aparición de IU en los últimos meses de la gestación y después del parto. Este tipo de IU suele ser transitoria y realizando una buena rehabilitación tras el parto se corrige totalmente.

¿Cómo se detecta?
El diagnóstico de la IU es eminentemente clínico aunque a veces no es sencillo clasificar el tipo de IU. La mayor parte de las veces realizando un sencillo cuestionario podemos identificar la presencia de una IU y su tipo. Además es fundamental realizar una correcta exploración en la consulta de ginecología en la que podremos identificar la IU de esfuerzo realizando unas maniobras concretas.

En ocasiones tenemos que realizar estudios complementarios para tener el diagnóstico exacto y poder proponer una solución. El estudio funcional que con más frecuencia se solicita es la urodinamia.

El estudio urodinámico lo realiza un urólogo y consiste en valorar el funcionamiento del músculo detrusor durante la fase de llenado de la vejiga, proceso del que habitualmente no tenemos consciencia, y durante la fase de vaciado, proceso voluntario. Mediante este estudio se puede conocer el tipo de IU y nos puede orientar a proponer un mejor tratamiento.

Otra prueba diagnóstica cada vez más importante es la ecografía, dirigida a evaluar el suelo pélvico. Mediante la exploración ecográfica dirigida podemos además identificar problemas anatómicos añadidos a nivel de útero y ovarios.

La ecografía nos permite valorar la movilidad anómala de la uretra que condicionará un escape de orina con el esfuerzo o un aumento en el espesor del músculo detrusor que nos orientaría hacia una IU de urgencia. Sirve además para valorar prolapsos o descensos de la vejiga asociados.

Con la ecografía 3D podemos incluso identificar lesiones del músculo elevador del ano, responsable de mantener las vísceras pélvicas en su posición anatómica normal y de contribuir en los mecanismos de la continencia. Este músculo en ocasiones se lesiona tras el parto vaginal.

El tratamiento de la IU
Dependiendo del tipo de incontinencia de orina, existen diferentes tipos de tratamientos:

Tratamiento para la IU de esfuerzo
Para realizar un correcto tratamiento de la IU es necesario tener un buen estudio diagnóstico. El tratamiento de la IU de esfuerzo, sobre todo si se presenta en mujeres más jóvenes o tras el parto, de inicio es mediante la realización de rehabilitación por personal especializado.

Cuando el tratamiento rehabilitador fracasa y la IU altera la calidad de vida de la mujer la opción terapéutica es mediante cirugía.

incontinencia de orinaLa corrección quirúrgica es relativamente sencilla en manos de cirujanos expertos en estas técnicas. Se trata de la colocación de una banda o “malla” de material sintético debajo de la uretra que evitará que ésta descienda cuando se hace un esfuerzo impidiendo así el escape de orina. Es una intervención corta, con un alta precoz y una incorporación a la vida normal en poco tiempo.

Actualmente existe la opción de tratar la IU de esfuerzo mediante láser genitourinario. Actúa provocando una regeneración de las fibras de colágeno a nivel de los tejidos que sustentan la uretra.

Tratamiento de la IU de urgencia
En el tratamiento de la IU de urgencia se ha de comenzar con medidas en cuanto a cambios en el estilo de vida, también llamado reeducación vesical y que consisten en disminuir la ingesta de líquidos, eliminar el alcohol, la cafeína, perder peso,…etc.

Pero el tratamiento de la IU de urgencia es fundamentalmente médico mediante la utilización de fármacos anticolinérgicos que actúan inhibiendo las contracciones involuntarias del músculo detrusor.

Existe la opción de tratamiento rehabilitador mediante técnicas de biofeedback, neuromodulación sacra o estimulación del nervio tibial posterior o incuso la infiltración del músculo de la vejiga con toxina botulínica. Estas técnicas suelen reservarse para los pacientes que presentan fracaso al tratamiento farmacológico.